jueves, 11 de julio de 2013




I

Tengo siete naves desvaídas 
Una por cada dia, donde se extravían las verdades
y donde olvide algo tan importante como respirar:
¡olvide olvidar!

II
Ya no tienen color las tardes.
Camino por las calles herrumbradas, por donde un dia 
Pasó un poeta y escribió su tierra.
También paso un pintor y timbro aquella
Tarde de primavera, en la que tu rostro de hermosa risueña,
me pareció un jardín con rosas y azucenas , claveles y lotos.
Abundante en mariposas y golondrinas. ¡Rebosante de vida¡
III
¡Que cara tan redonda la de esa gata!
Nunca vi nada tan brutal que me causara tanta ternura.
Su cola esponjada me recuerda una nube pasajera, larga como tu figura.

IV
Me arrepiento de haber salido esta noche.
¡Fui testigo que un crimen!
Vi como un amante
Tomaba la mano de su novia
Y ella, luego le planto, en la boca,
Un beso tan rojo como una rosa.
V

¡dos versos de vinilo!
¿Donde están?
Creo, se los robo el vecino.
No me busques.
Pues no me vas a encontrar.
Se encallo mi buque
Se quemaron mis bosques.

VI
Llega a fin la noche, y aun no puedo
De mi mente borrar, a la gata de cara redonda
aquel poeta Que paso por esa calle, ni al pintor primaveral.
Aquella rosa, ¡beso criminal!.
Al ladrón de mi vecino
Y que no logro recordarte
porque olvide como olvidarte.

Alejandro J. Vivas R.

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