jueves, 7 de junio de 2012



A la suerte

Decidí quemar las barcas
Para no volver.
En el sueño esparcido
Sobre una mesa
La muescas me recuerdan
Un antiguo corazón.
Un nudo se concibe
En mi garganta.
Una ilusión muerta
Me maldice.
Y mi alma se retuerce
Entre lágrimas.

Viajo en un sueño
Donde las nubes
Se tornan verdes,
Con un matiz malsano
Aterrado me pregunto:
¿Justo fue quemar mil barcas?
¿Justo para no volver
A mi tiempo?
Las horas se queman
Y sus cenizas
 Se esparcen en el aire
Y el cielo se torna
Un infierno de oleo
De dimensiones dantescas.
Y todo me recuerda
Un cuadro pincelado con fiereza.

Paso flotando sobre un mar
Corrupto de ilusiones muertas.
Al reconocerlas
Brotan de mi bestiales lágrimas
Y al caer una sobre el mar
Todo se convierte en negrura
Y el cielo comienza a temblar.
Las estrellas que brillaban,
Con desprecio
Me dan la espalda.
Las voces de mil dioses
Truenan sentenciándome.

Atemorizado busco refugio
Y a lo lejos veo tu corazón
Intento acércame 
Pero con crueldad se aleja.
El cielo rompe en lagrimas
Y algo me golpea.
Giro y logro ver
Legiones de ángeles
Que lloran y me señalan,
Mientras me juzgan y condenan.
Me pregunto en que locura
Estoy metido
Cuando la luna llena
Decide escupirle
Al sol.

Intento nuevamente
Llegar a tu corazón
Tu corazón!!
El Refugio seguro
Donde una vez
comencé a creer.
Y nuevamente se distancia
Como un fuego lento
Que corta toda esperanza!
Rendido me dejo caer.

Me despierto en una playa
De aguas rojas como fuego
Y un cielo al horizonte
 tan oxidado que lastima
mi ya fulminada alma.
Ahora todo está acabado
Y la luna mortecina
Se ríe a carcajadas.
Pero queme mis barcas
Para no volver.
Y ahora conozco mi destino
Yaceré aquí solitario
Y temeroso
Por toda la eternidad
Inexistente!
Olvidado por los dioses
Olvidado a mi mala suerte!


autor: Alejandro Vivas


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