viernes, 8 de junio de 2012
Naufrago
una fría mañana
de enero
me lance a mar
en mi velero.
Esperanza fue bautizado.
Y con ella zarpé
A buscarte.
Cantando tu nombre
Navegue por meses
Y los días
Y las noches
Me prometían
Con voraz fe.
Así fueron
Como capitán
de mi velero.
De repente
Mi suerte giro
Y los elementos se volvieron
Contra mí y contra la fe.
La tormenta arrecio
Cual feroz bestia
Y el día se torno
Oscuridad.
Mi fiel navío
En fragmentos se deshizo
Tal suerte corrió también
Mi esperanza.
Despierto flotando
En medio del mar
Sobre un madero
Restante de mi barca
Como si de un símbolo
De mi promesa se tratara.
A mi alrededor
Sirenas cantaban
Y reían ruborosamente
Al observarme.
Cuchicheaban secretamente
Entre ellas con total picardía.
Y aunque a los ojos
Fuera un espectáculo
De irresistible belleza
No preste interés en ellas
Pues no estabas tú
Lo supe porque no sentí
Tu corazón!.
No puede existir belleza
Si tu no estás!
Así, con la mente
Enfocada en ti
Eche a nadar sobre
El trozo que queda
de mi ilusión.
Tras días de terrible naufragio
Merced de la crueldad del sol
Y brutalidad de frio,
Desmaye.
Nuevamente despierto
ora en la orilla
De una extraña playa.
De arena purpurea.
Y Sus aguas de plata.
aun así no aprecié
La inexplicable belleza
De este paraje.
Mas me hallaba
Hambriento
Y desnudo.
Y ausente.
Hambriento de amor,
Desnudo de caricias.
Ausente de ti!.
Tal cual alucinación
te veo a lo lejos,
mi corazón rompe
en desolación
al conocer la realidad!.
Sin embargo
He de continuar
y aunque no he de encontrar
el trozo de mi barca
que ya tan vagamente
recuerdo haber llamado
esperanza.
Me aferrare
a una nueva promesa.
En mi largo andar
Espero que me vengas
A rescatar!.
Mi confianza en ti
No ha marchitado,
Al igual que
mi amor por ti
no ha menguado
ahora que estamos
por eones
distanciados!
Autor: Alejandro Vivas
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